Durante los años 20 el Hotel del Salto dio cobijo a los viajeros adinerados que venían a contemplar las famosas cataratas de Tequendama. Sin embargo, durante las décadas posteriores, la contaminación de la zona hizo que los turistas perdieran gradualmente el interés y el hotel finalmente acabó cerrando a principios de los 90. El hecho de que muchas personas usaran la mansión encantada en el pasado para arrojarse al vacío, hizo que el hotel se ganase la fama de encantado.
El origen de la mansión encantada
La construcción data de 1928 y se encuentra unos 30 km al suroeste de Bogotá. El hotel está construido en un acantilado y frente a el se puede admirar la zona de Tequendama Falls, una cascada de 157 metros de altura rodeada de abundante vegetación.
En la actualidad la zona recibe muchos turistas que vienen a ver las cataratas y el famoso hotel encantado, por lo que el edificio se ha reconvertido a museo y alberga numerosas exposiciones de todo tipo.
El salto de Tequendama
El salto de Tequendama es una cascada de 515 pies situada en el río Bogotá, a unas 18 millas dirección suroeste de la ciudad, perteneciente al municipio de San Antonio de Tequendama, el primer asentamiento permanente en Colombia junto con El Abra en el 10.000 aC. El río aparece a través de un desfiladero rocoso que se estrecha unos 60 pies justo al borde de las cataratas. Para poder divisar este espectaculo de la naturaleza, se puede llegar a la zona por carretera desde Bogotá, tanto en bus como en coche.
Cuenta la leyenda que la cascada fue creada por Bochica, que utilizó a sus lacayos para romper la roca y liberar el agua que cubría la Sabana de Bogotá. Según otra leyenda, durante la conquista española de sudamérica, los pueblos indígenas, con el fin de escapar de la esclavitud, debían saltar desde el Salto de Tequendama para convertirse en águilas y volar hacia su libertad.